Posee valores que en el teatro, ahora, se han descuidado: Saúl Meléndez
Lejos, volar, obra de Gibrán Portela, bajo la dirección de Emmanuel Márquez, inició temporada ayer jueves en la Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque del INBA, donde se presenta los jueves y viernes a las 20:00 horas, donde se escenifica hasta el 25 de marzo.
La temporada es organizada por el Instituto Nacional de Bellas Artes, en colaboración con Teatro de los Sótanos y Figurat,
y en ella se cuenta la historia de dos hermanas, Luisa y Sara, quienes
se reencuentran después de haberse separado y tomado caminos distintos
tras la muerte de su hermano de dos años. En ese reencuentro, ambas
emprenden un viaje a la memoria y el perdón.
Saúl Meléndez, subcoordinador nacional de Teatro del INBA, ponderó que Lejos, volar cuenta con ciertos valores del teatro que en nuestro país se dan por hecho y no se cuidan como debieran.
"Es un teatro de autor que proviene de la necesidad de un grupo formado
alrededor de un proyecto y que toma un montaje como una necesidad de
expresión. Creemos en la necesidad de apoyar este tipo de propuestas y
nos pareció que la Sala Xavier Villaurrutia es el lugar idóneo para
plantearlas, además de que ésta está muy bien cuidada".
El dramaturgo Gibrán Portela secundó: "Es un proyecto que habla de los
recuerdos. El texto se terminó en los mismos ensayos e incluye las
opiniones de todos los participantes, pues se trató de rescatar la
esencia y el sentir de cada uno de ellos".
Lizeth Rondero, actriz que emprendió la idea original del texto y montaje, explicó que la obra partió de la necesidad de hablar de su familia y de explorar los rostros del pasado para entender en qué momento de su vida se encontraba. "Buscamos plasmar los recuerdos de nuestra infancia a partir de lo que somos como adultos, alejándonos de la biografía para que una anécdota surgiera inspirada en la esencia y contenido del tema tratado", resaltó.
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